sábado, 2 de febrero de 2008

ELLA

Parecía como de 60. El esposo parecía mayor.
La mañana estaba piola, sin el viento típico de la zona. Además un calor de cagarse por lo que meterse en el mar no era cosa de valientes. Había llegado un crucero grande de esos que traen a mucha gente grande que compra a lo grande.
Ella miró para todos lados y tomó la decisión. El esposo al lado.
Yo caminaba por la arena dejando las huellas en ese barrito colindante, cuando detuve mi lenta marcha. No pregunten.
Ella se sacó el pantalón corto. El esposo lo metió en un bolso.
Ella, la señora crucero, quedó con el culo y la cachufleta al aire.
Ella se subió la malla y plaf plaf, vení vení le decía a su esposo.
Yo no dejé de mirar. Nunca dejé de mirar. No pregunten.
Seguí caminando a velocidad crucero. Sin detenerme.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿cómo? ¿qué? ¿por qué? ¿cómo no vamos a preguntar si faltan todos los detalles? ¿cómo se subió la malla si ya tenía la cachufleta al aire? ...cachufleta? ¿qué estuvo primero el plaf plaf o el vení vení? ¿cómos sabés que era su esposo? ¿nunca dejaste de mirar o seguiste caminando?
bue, va con onda eh!