miércoles, 7 de noviembre de 2007

CHARLAS DE BANCO

Esta mañana fui a cobrar mi pecunio.
Cuando llegué me dijeron que se había caído el sistema.
Decidí esperar porque necesitaba la guita.
Decidí esperar porque necesitaba escuchar.
A los pocos minutos, las palabras empezaron a jugar su juego.
Durante la primera hora se habló de Celina Rucci que anoche le ganó a Paula Robles, qué bien baila esa chica, se compró al público, porque no podía ganar la mujer de Tinelli, yo sabía que ganaba ella, aunque Liz Solari también me gustaba. Una docente contaba que un alumno le había preguntado si era virgen. Ja!, decía otra, tengo uno que escribe inglés con h. Como si se tratara de una competencia la restante dijo que una nena le preguntó si hacía cucharita.
Durante la segunda hora los temas cambiaron. La tele mostraba amenazas de bomba, asaltos, gente triste. La temperatura llegaba a 35 grados. Unos hinchas de Talleres comentaban la victoria en el clásico, les ganamos a los culiados éstos, que son unos muertos. Una madre le decía a su hija que dejara de hinchar las pelotas.
Los cajeros estaban desencajados sin la caja.
Al tiempo, sin precisar la hora, empezaron los aplausos. La gente impaciente buscaba ser escuchada. Claro!, decían, se puede pagar impuestos y servicios pero no cobrar el sueldo. Entonces las teorías conspirativas, decían, que siempre hacen lo mismo, estos hijos de puta, hacen caer el sistema para no pagar y encima se ríen, mirá como se ríen, se ríen de nosotros, vamos, aplaudamos, dale, aplaudí, el que no salta es cajero, el que no salta es cajero!!!.
El sistema volvió. Llegué a la caja y cobré.
Me quedé pensando en la intolerancia.
Y en las palabras que juegan su juego.

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